Se trata de un niño con parálisis y que pasaría su vida en una silla de ruedas comienza a recuperar movilidad gracias a su pato Ming Ming.
Finlay nació 13 semanas antes de lo esperado, lo que le provocó una paralísis cerebral supuestamente irreversible. Los médicos pronosticaron que el pequeño jamás andaría, por lo que sus padres tuvieron que hacerse a la idea de que su hijo pasaría toda su vida en una silla de ruedas.
Un buen día su madre llevó a casa al patito Ming Ming para poder curarle, ya que este se encontraba herido de una pata. Curiosamente, mientras la mujer alentaba a andar al animal con su 'Vamos, Ming Ming ¡Anda!', el pequeño exclamó '¡Mira máma, yo también se hacerlo!', al mismo tiempo que emprendía los que serían sus primeros pasos.
Mientras los especialistas no se explican lo sucedido, el niño ejercita sus piernas día tras día compañado de este pato, que no sólo se ha convertido en el mejor amigo de Finlay, sino también en su mejor (¿o debería decir el único?) terapeuta del pequeño de una familia que ahora cuenta con un miembro más al haber traido la esperanza a su hogar.
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